27 de octubre de 2024

Juan Terroba Valadez, memoria de la ecología política andaluza


El doce de julio de 2024, en Ronda, a los sesenta y cuatro años de edad, nos dejó el compañero Juan Terroba, símbolo de la defensa del patrimonio natural y agroecológico de la Serranía. La misma lucha incansable que tuvo con su larga enfermedad cancerígena fue la que mantuvo desde muy joven en la protección de la cultura campesino-rural y, por ende, de los valores esenciales del territorio que le vio nacer.

Desde los años ochenta se vinculó con la Asociación Malagueña para la Vida Silvestre (SILVEMA), un grupo local presto al estudio, la denuncia y la búsqueda de alternativas a las numerosas agresiones ambientales público-privadas que capitalizaban el interés especulador. En un esfuerzo ímprobo pasó días y noches estableciendo un cuerpo de alegaciones firme frente a múltiples amenazas: conservación de la fauna, depuración de aguas residuales, proyecto de presas en el río Genal, parques eólicos y solares; y, especialmente, el proyecto de Urbanización de la Finca Merinos Norte: un ‘Algarrobico de interior’ que consiguió detenerse con sentencia favorable. Su compromiso y conocimiento le hicieron ser miembro de las juntas rectoras de los parques naturales Sierra de las Nieves y Sierra de Grazalema. 

Siendo funcionario público del Ayuntamiento de Ronda impulsó, junto con otros compañeros, la Patrulla Verde, una policía ambiental pionera. Desarrollando una labor prodigiosa para la conservación del término municipal. Una buena parte de ese saber lo volcó junto con Bartolomé Nieto, en el reciente libro: ‘Patrimonio Etnológico de Ronda’. 

En los años noventa fue cofundador de ‘La Algaba de Ronda’, un centro de investigación y educación ambiental dedicado a la agroecología y la experimentación arqueológica. Especializado en la recuperación de razas ganaderas en peligro de extinción (oveja merina de Grazalema, vaca pajuna, el cerdo rubio dorado…), así como en la construcción in situ de un poblado prehistórico. Estableciendo acuerdos con diversas universidades y recibiendo distinguidos premios por esta iniciativa. 

Juan era un hombre comprometido con su tiempo desde una óptica de honda raigambre campesina. Luchó en pro de un progreso que no rompiera los moldes de la memoria civilizatoria -el patrimonio cultural y natural heredado-, el débito a las generaciones venideras. 

Hay un hecho del que no hay dudas, el buen estado de conservación de la biodiversidad de la Serranía de Ronda lo es, en gran medida, por esta perspectiva vital que supo proyectar en la práctica de una ecología política con un liderazgo humilde, grupal y dialogante. Sabiendo seducir y activar múltiples sensibilidades sociales, bajo el respaldo y el calor de la asociación Silvema Serranía de Ronda-Ecologistas en Acción. 

Juan practicaba una celosa economía de los cuidados del territorio porque era perfectamente consciente del desbarajuste ambiental de nuestra civilización sobre el planeta. Y su trabajo desde el movimiento social ecologista dio un buen cesto de frutas en modo de amparo y restauración de la biodiversidad de la Serranía de Ronda, hecho que debe ser reconocido públicamente cara al conocimiento de la sociedad de hoy y del mañana. 

Hasta siempre amigo. D.E.P.